La industria papelera supera 2005 con crecimientos razonables, pese a la grave situación generada por las continuas subidas de los costes energéticos
Lunes, 3 de Abril de 2006
Fuente: Geoscopio/Madrid. En 2005 subió ligeramente la producción, se mantuvo la facturación y creció la exportación. El sector reafirma su vocación inversora. La producción de papel se incrementó en 2005 un 3,1%, mientras la media de la UE descendía el 0,7%. El consumo de papel creció el 2,7%. La facturación sectorial (4.375 millones de euros) se mantuvo en niveles similares a los del año anterior (+0,6%).
En tres años el sector ha invertido 1.200 millones de euros en nuevas instalaciones que han entrado en funcionamiento en 2005 o lo harán en 2006 y que suponen un incremento de la capacidad de producción del 25%. Estas inversiones se producen en todos los subsectores (papeles gráficos, de embalaje, higiénicos y sanitarios y especiales) y en nueve Comunidades Autónomas: Andalucía, Aragón, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid, Navarra y País Vasco.
Se exportaron 2.087.100 toneladas de papel y 930.000 toneladas de celulosa. Las importaciones ascendieron a 3.779.100 toneladas de papel y 882.900 toneladas de celulosa.
Los españoles recogemos 4,3 millones de toneladas de papel usado.
Crece de forma importante, un 10%, la recogida de papel usado para su reciclaje, y se sitúa en 4,3 millones de toneladas. La tasa de recogida se sitúa en el 59%, casi cuatro puntos más que el año anterior, lo que significa que recuperamos para su reciclaje casi el 60% del papel que consumimos.
Papel y globalización: España, 7º productor de celulosa y papel de la UE
La industria papelera española es el 7º productor de celulosa y papel de la Unión Europea. La actividad se desarrolla en un mercado fuertemente globalizado con dura competencia internacional. Baste decir que las importaciones de papel -en un 87% de otros países de la UE-, cubrieron el 51% del consumo interior y las exportaciones -fundamentalmente a países de la UE (75%)- supusieron el 37% de la producción.
En celulosa, producimos más de lo que consumimos: el 47% de la producción española de celulosa fue a la exportación en 2005, situando a España en el 4º exportador de celulosa de la UE y 7º del mundo. No obstante, hay que mencionar el importante volumen de las importaciones, que cubrieron el 46% del mercado interior.
En 2005 el valor total de las exportaciones de celulosa y papel (1.976 millones de euros) supuso el 45% de la facturación del sector.
El sector papelero, persistiendo desequilibrios, afronta los retos de la globalización con mejores resultados que la media de la industria nacional y crece no sólo con respecto a la UE sino también con respecto a EE.UU.
La industria, tras analizar riesgos y oportunidades, ha diseñado una estrategia para desarrollar sus potenciales ventajas competitivas y apuesta por el futuro con fuertes inversiones para mantener un crecimiento muy por encima de la media europea y de Norteamérica, convirtiéndose en uno de los sectores con mayor expansión de la economía española.
La racionalización del aprovisionamiento de materias primas y la optimización energética son básicas para conseguir sus objetivos en política forestal, energética y de residuos, por lo que la industria requiere que las administraciones públicas armonicen la creación de un marco estable que favorezca y potencie la competitividad.
El gas: la pesadilla de 2005
La industria papelera española ha vivido en 2005 y sigue viviendo una gravísima situación debido a los fuertes incrementos de los costes energéticos generados por la escalada de los precios del gas. Hace ya un año, el gobierno inició un rosario de cambios legislativos en la regulación del mercado gasista, que no han hecho sino acrecentar la incertidumbre y empeorar la situación. Dos Reales Decretos y tres modificaciones de tarifas, hasta finalmente decidir la desaparición de las mismas, han desembocado en una total indefensión de la industria frente a los comercializadores, en un mercado gasista inmaduro e imperfecto, y en un momento de máxima volatilidad en los mercados mundiales. Este cóctel explosivo ha provocado subidas anuales de precios entre el 35% y el 100%.
El sector es consumidor intensivo: su coste energético supone el 16% de los costes totales. Por compromiso medioambiental y por necesidad de reducir costes, se ha hecho una fuerte apuesta por la optimización energética, basando la estrategia en tres pilares: mejora continua de la eficiencia, implantación de la cogeneración y mejora del mix de combustibles.
Para producción de calor y electricidad en su actividad, la industria utiliza gas natural (62%) y biomasa residual del proceso de fabricación (29%). El sector papelero cogenera el 42% del total de energía renovable a partir de biomasa producida industrialmente en España.
El sector ha sido uno de los grandes impulsores de la cogeneración, que produce a la vez energía eléctrica y energía térmica para uso industrial con alta eficiencia, con ahorros de energía primaria y reducción de emisiones. La industria papelera produce el 20% del total de energía generada por cogeneración, equivalente al 3% de la generación eléctrica peninsular.
Con respecto a sus competidores europeos, la industria española tiene en el ámbito energético una ventaja potencial competitiva por su buen nivel de eficiencia energética, su apuesta por la cogeneración y su alta utilización de combustibles limpios y renovables. Pero para materializar esta potencial ventaja debe verse apoyada por una política energética gubernamental que garantice un marco favorable a su desarrollo industrial.
Materias Primas: Demasiada dependencia exterior
El sector sufre un tradicional déficit de materias primas: el 22% de la madera y el 20% del papel recuperado son importados. Para afrontarlo se racionaliza el aprovisionamiento con la gestión forestal sostenible de plantaciones de especies de crecimiento rápido y con la promoción activa de la recuperación. Se utilizan, como materia prima, unos 2 millones de toneladas de fibra virgen y unos 4 millones de toneladas de fibra reciclada. Para obtener esos 2 millones de toneladas de fibra virgen se emplean unos 6 millones de m3 de madera de plantaciones de especies de crecimiento rápido. Se usa madera de pino y de eucalipto, que se cultiva a tal fin en plantaciones forestales, por lo que la contribución de la industria papelera al incremento de la superficie forestal nacional es decisiva y muy notable.
La actividad del sector papelero permite la existencia y mantenimiento de 400.000 hectáreas de bosques de plantaciones, que contribuyen al desarrollo rural y son eficientes sumideros de carbono (fijan 7,5 millones de toneladas de CO2/año). La industria papelera apoya y promueve activamente la certificación forestal.
Para luchar contra el déficit de materia primas, el sector apuesta desde su compromiso con la sostenibilidad por una gestión cada vez más eficaz de las plantaciones y por la adecuada movilización de las existencias de madera. Una política forestal que contemple el uso sostenible de nuestros recursos forestales resulta imprescindible para la competitividad futura del sector papelero y la industria forestal.
La industria papelera española utiliza anualmente 4 millones de toneladas de fibra reciclada como materia prima. El sector es líder europeo en utilización de papel recuperado como materia prima. En España se recuperan el 58,5% del consumo total de papel), lo que nos sitúa cerca de la media de la Unión Europea (60%), pero lejos de países como Alemania (74%) o Noruega (72%).
La industria garantiza el reciclaje de todo el papel que se recupera y promociona activamente la recogida selectiva de papel y cartón. Sin embargo, pese a la colaboración ciudadana y la creciente tasa de recogida, todavía una buena parte del papel usado acaba en los vertederos. Una adecuada política de gestión de residuos dirigida a la mejora de los sistemas de recogida es vital para que el esfuerzo ciudadano se vea recompensado con crecientes tasas de recogida que permitan disminuir el volumen de los vertederos y las emisiones que producen y a la vez acabar con el déficit de papel usado que sufre nuestra industria.
El esfuerzo de racionalización del aprovisionamiento de materias primas realizado por la industria, a través de su liderazgo en reciclaje y su compromiso con la gestión forestal sostenible, debe verse acompañado por una política forestal y de gestión de residuos en las que las administraciones públicas potencien y apoyen la competitividad del sector.
El futuro del papel como producto
La industria papelera cuenta con un producto mix muy rico, con presencia en todo el mundo. La gran variedad de productos proviene de su constante adaptación a nuevos usos. Más del 30% de los papeles que empleamos responden a funcionalidades que hace 10 años no existían. El papel, omnipresente en campos como la educación, el arte y la cultura, la comunicación, el comercio y transporte, la higiene, la sanidad... es la respuesta natural al desarrollo de la humanidad.
Los estudios de prospectiva señalan un futuro despejado para los papeles destinados a usos higiénicos y sanitarios, sin seria competencia en materiales sustitutivos. Para los de embalaje, los análisis destacan las ventajas competitivas del papel, frente al plástico. El papel como material de embalaje (cartón ondulado, cartoncillo, sacos y bolsas) es reciclable y renovable, sólido, resistente, ligero, de gran adaptabilidad, higiénico, ofrece gran calidad de impresión y resulta inmejorable como vehículo de marca.
El futuro de los papeles gráficos (prensa e impresión y escritura) que se puso en entredicho ante el avance de la información electrónica, es prometedor: han cambiado los hábitos de consumo de los papeles gráficos por las nuevas tecnologías de la comunicación pero han aparecido nuevas formas de consumo que conviven con las tradicionales. Las tecnologías han traído la imprenta a casa, la imprenta ubicua. Nunca fue tan fácil como hoy imprimir en papel un documento.
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