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Cemex España organiza una jornada informativa sobre valorización energética y el Protocolo de Kioto
Miércoles, 22 de Diciembre de 2004
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Fuente: Geoscopio/Madrid.
CEMEX España, a propuesta de la Comisión de Seguimiento para la Valorización de Combustibles Alternativos, celebró el pasado sábado unas jornadas que bajo el título de “Soluciones energéticas para el cumplimiento de los objetivos de Kioto por la fábrica de CEMEX España en Buñol”, analizó las soluciones posibles para cumplir con el Protocolo de Kioto.
El objetivo de esta jornada era informar a la población sobre la valorización energética de combustibles alternativos, es decir, la utilización como combustible de determinados residuos que no se pueden reciclar ni reutilizar, en sustitución de los combustibles tradicionales (fundamentalmente coque de petróleo).
CEMEX España tiene como objetivo cumplir con el Protocolo de Kioto y actuar con total transparencia en los potenciales proyectos de combustibles alternativos, informando a las fuerzas sociales de Buñol de primera mano. Por todo ello, la compañía promovió el pasado otoño la creación de una Comisión de Seguimiento de Combustibles Alternativos en Buñol integrada por todas sus fuerzas vivas: partidos políticos, sindicatos, ecologistas, comité de empresa de la fábrica y la propia compañía.
Esta prevista la realización de una prueba con combustibles alternativos en la fábrica de Buñol, supervisada por la Comisión. Por este motivo, según adelantó Javier Merle, primero se pedirá el correspondiente permiso administrativo y posteriormente la Comisión de Seguimiento decidirá qué institución científica realiza las mediciones.
Con la ratificación del Protocolo de Kioto, en mayo de 2002, la Unión Europea se comprometió a reducir en el periodo 2008-2012, en al menos un 8% con respecto a los niveles existentes en 1990, las emisiones de seis tipos de gases de efecto invernadero, entre los que se incluye el CO2. Así mismo, se ha previsto una asignación individualizada a cada país miembro, en atención al grado de su desarrollo industrial, lo que en el caso de España supondrá la posibilidad de un aumento de hasta un 15%.
En concreto, la industria del cemento mundial genera alrededor del 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero, que proceden, por un lado, del consumo de combustibles (40%) y, por otro, del proceso de fabricación del cemento, debido a la descarbonatación de las materias primas (60%). "Sobre este último CO2, no se puede hacer prácticamente nada por reducirlo, ya que proviene de la reacción química que se produce dentro del horno. Por tanto, la capacidad de reducción de las emisiones de CO2 de la industria cementera queda muy limitada, con acciones para reducir el 40% del CO2 energético", afirmó Javier Merle, Director de Energía y Medio Ambiente de CEMEX España.
En España, esto implica que en los próximos años, las cementeras nacionales integrales (que llevan a cabo todo el proceso de producción) tendrán, muy probablemente, que limitar su producción de clínker en territorio nacional para cumplir con las cuotas de CO2 asignadas, mientras que las moliendas que importen clínker no tendrán que hacer ninguna inversión de mejora medioambiental, no tendrán limitación alguna en su producción, y no tendrán que pagar tasa alguna por sus emisiones. Esta situación agravará la actual desigualdad competitiva de productores nacionales frente a los importadores.
Todo ello afectaría negativamente a los resultados y a la viabilidad futura de la fábrica de Buñol, y de la industria cementera española en general. Es más, ante la aplicación de la normativa de Kioto, podría llegarse a la situación de que los productores nacionales cerrasen parte de sus fábricas de clínker, al ser inviables, desde el punto de vista económico. Esto, sin duda, tendría una incidencia muy negativa en la actividad económica de las zonas en las que estuvieran ubicadas.
La industria cementera ha invertido en la mejora de su eficiencia energética, y ha estudiado otras alternativas posibles para reducir sus emisiones de CO2. La conclusión es que, prácticamente, la única vía de reducción de sus emisiones se encuentra en la utilización de combustibles alternativos, mediante la valorización energética de una serie de residuos.
La valorización energética en los hornos de las cementeras consiste en la eliminación de residuos combustibles, al tiempo que se aprovechan energéticamente al introducirlos en el horno de cemento.< /p>
Este proceso tiene dos importantes ventajas medioambientales. Por un lado, permite reducir el consumo de combustibles fósiles, ya que se sustituye una parte de los combustibles convencionales (como el coque de petróleo) por los residuos y, por otro, se ayuda a la reducción de gases de efecto invernadero ya que estos residuos, de no emplearse en los hornos de clínker, fermentarían en vertederos o se quemarían en otras instalaciones, con lo que habría unas emisiones globales mayores. Por último, se ayudaría a resolver un problema social, por otra parte muy actual, que es el de la gestión de residuos.
En el caso español, el uso de combustibles alternativos es muy pequeño, en torno al 1,8%. Mientras que en otros países europeos, en los que se lleva más de 10 años valorizando energéticamente residuos, la cuota se sitúa en torno al 13%. Concretamente, en Holanda la cuota se encuentra en el 75%, en Francia en el 35%, en Suiza en el 50% y en Alemania en el 30%.
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