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El
EMAS 2001, a
diferencia del EMAS 1993,
está abierto a la participación de cualquier
empresa que quiera mejorar su comportamiento
medioambiental global.
El
anterior EMAS (1993),
ya derogado, se refería a las empresas que
desarrollaban actividades industriales, pero ahora,
con el EMAS
2001, se amplía la cobertura a todas las empresas
que quieran participar, con independencia del sector
al que pertenezcan.
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La
gestión medioambiental es aplicable para casi
cualquier tamaño de empresa. Todas ellas, al margen del sector en el que
desarrollen su actividad, pueden reducir el consumo
energético o impulsar la utilización de productos
reciclables.
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Quizás
la mayor dificultad para una pequeña empresa es
dedicar recursos financieros a la implantación de
este sistema. Por este motivo el reglamento de la
UE, que hace referencia al EMAS,
además de recomendar a los Estados a crear incentivos
para animar a las empresas a adherirse al sistema,
señala específicamente que los Estados fomenten la
presencia de las PYMES
facilitándoles el acceso a la información, a los
fondos de apoyo existentes y a las instituciones públicas,
mediante el establecimiento o la promoción de
medidas de asistencia técnica.
Aunque
el sistema está dirigido a todas las empresas, las
principales protagonistas serán aquellas cuya
actividad genere un importante impacto ambiental,
como las papeleras, químicas, energéticas...
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