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En poco más de una década las cantidades de residuos municipales acumuladas Europa se ha incrementado un 50%. Este problema está llevando, en las sociedades más avanzadas, a una tendencia hacia el aumento en las tarifas de recogida de residuos.
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Se calcula que en el sector hotelero el embalaje de los productos representa el 35% de su volumen y el 10% de su peso. Esto tiene una doble incidencia económica, puesto que se paga el coste del embalaje y posteriormente su recogida como basura. |
En la actualidad, existen todo un programa a nivel estatal dirigido a la prevención y minimización de residuos a los que se acogen numerosas empresas y que, en sus diferentes facetas, tiene que ser conocido por la mayor parte de los proveedores de un hotel.
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Los expertos estiman que un hotel con un buen programa de gestión de residuos, en el que lógicamente deben estar implicados los proveedores, pueden llegar a alcanzar un volumen de residuos, por huésped y noche, que sea la cuarta parte del generado por un hotel de similares características, que no contase con este programa de gestión.
Algunas de las prácticas de más sencilla implementación en la gestión medioambiental de un hotel son las siguientes:
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Disponer de contenedores de vidrio, papel y pilas, para los clientes. En las dependencias internas debería haber también de metal, cartón y residuos orgánicos (restos de comida y residuos verdes de jardín).
Además, en las cocinas y servicios generales deberán disponer de envases para aceite y grasas de cocina y para residuos peligrosos, respectivamente.
Al efectuar las compras del hotel evitar los grandes embalajes o acordar con el proveedor un sistema para su devolución.
Elegir siempre productos a granel o en envases grandes, que además suponen un ahorro dado que se compran en mayores cantidades.
En el restaurante, evitar en la medida de lo posible, los envases individuales y los productos de usar y tirar.
Crear una conciencia, entre el equipo encargado de las compras, por la adquisición de productos con varios ciclos de utilización en lugar de los de un único uso, en especial en el caso de las botellas
retornables.
Sustituir los productos de aseo individuales (jabón, champú, gel...) por dispensadores.
Utilizar papel reciclado (blanqueado sin compuestos clorados y con un 50% de fibras reciclada), tanto para el uso interno como para folletos publicitarios o informativos. |
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